domingo, 26 de febrero de 2012

Los niños vienen con equipamiento de serie

Aún no había amanecido cuando el pequeño diablillo ya estaba irrumpiendo en la habitación al ritmo de ¡ya es de día! ¡ya es de día! No era del todo cierto porque todavía tras la ventana se intuía la sombra de la noche, pero los niños han desarrollado la habilidad de ver en la oscuridad, es como si llevaran instalados de serie prismáticos infrarrojos. Se mueven como culebras, se adaptan perfectamente al medio, tienen una gran resistencia y sobre todo una infinita insistencia, un arma contra la que es muy difícil luchar porque al final el agotamiento se apodera de ti y ellos se alzan con la victoria. Son animales de presa, cuando agarran a su víctima (en este caso a la madre o al padre) no la sueltan hasta que consiguen someterla, vamos, hasta que mamá o papá se levantan de la cama.

No perdonan que sea fin de semana, para ellos lo más importante es jugar, jugar y jugar, y por encima de todo, jugar. Les sobra energía. Funcionan con pilas de larga duración que vienen incorporadas en el pack mucho antes de su nacimiento, porque ¡hay que ver qué patadas dan algunos mientras están dentro de la barriguita de mamá! Sus baterías están sobrecargas y el único momento del día en el que parpadean es cuando se van a dormir.¡Qué descanso! Ahora es el momento de mamá y de papá para recargar las suyas.

Otro extra de serie infantil es la capacidad que tienen para preguntar lo mismo cien veces en un solo minuto. ¡Ya les gustaría a muchos comerciales tener esta cualidad oratoria a la hora de vender! Porque yo por aburrimiento les compro ya lo que sea. Es una destreza innata inmensamente proporcional a la debilidad mental que te genera el desgaste de dar la misma respuesta cien veces en un solo minuto y sin éxito. ¡Nunca están satisfechos con lo que les dices! Y si cambian de tema no es porque se hayan cansado, no, no te equivoques, lo hacen porque hay otra cosa que les llama más la atención. Como dije al principio, son animales de rapiña que cuando te pillan, y más por sorpresa, lo mejor que puedes hacer es relajarte y seguirles la hebra durante un rato. En estas circunstancias, los niños no hacen distinción entre mamá y papá y amigos de mamá y/o papá, porque cualquiera les vale para brasearle a preguntas y más preguntas. ¡Qué maravilla quedar con amigos para compartir tu vida! Uy, perdón por decir en alto mis pensamientos, espero no perder ninguna amistad a partir de hoy.

Y hablando de amigos, hoy he quedado a comer y mi avecilla rapaz está incluida en la cita. Cruzaré los dedos para que no lean esto antes de vernos, ja ja ja. Feliz día.

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