sábado, 30 de junio de 2012

Una victoria justa es un delicatessen, ¡sabe tan bien!

La última vez que cotilleé en mi patio fue para denunciar lo mal que lo estaba pasando con la escolarización de mi enano de 3 añitos. Ha sido peor que un parto y hablo con conocimiento de causa (52 centímetros y 3 kilos casi 300 gramos). En el primer sorteo, mi peque no entró en el colegio público que su padre y yo queríamos para él. Fue mala suerte pero había que seguir intentándolo. Pensamos: "si hay más colegios públicos en el barrio en alguno entrará". Púes no. La lógica en estos casos no funciona, y ¿qué hicimos? Pelear.

La suerte (y esta vez de verdad) quiso que conociera a un grupo de madres y padres que estaban en la misma situación. Teníamos muy claro que nuestros niños no iban a salir del barrio y empezamos a movernos: reclamaciones por aquí, recursos por allá, denuncias políticas...y el poder de la prensa. Había que hacer ruido, mucho ruido y parece que lo conseguimos porque la Consejería de Educación decidió aumentar el número de niños por clase. Sin embargo, no era suficiente para dar cabida a más de 100 niños que estaban sin colegio...había que seguir presentando batalla. Inundamos la dirección de area de recursos y "nuestros aliados políticos y periodísticos" siguieron presionando. Y mientras tanto, sin dormir, sin apenás comer, con las lágrimas en los ojos siempre a punto de hacer puenting y más de una se lanzó de rabia e impotencia...pero había que resistir.

Por fin nos llegan buenas noticias: se van a aumentar número de aulas en dos de los colegios públicos del barrio y uno de ellos era el Leopoldo Calvo Sotelo, el que habíamos pedido nosotros. ¡Bien! ¡Mi hijo está en el quinto puesto de la lista de espera y entra seguro! Pues no. La lógica me traicionó de nuevo. Me sentí como Carmen Maura interpretando a Gloria, la protagonista de ¿Qué he hecho yo para merecer esto? Veía como el problema se iba solucionando para todos los niños menos para el mio. Todos estaban siendo admitidos en coles del barrio y al mío le enviaban al República del Paraguay, un colegio lejos de casa. No me lo podía creer, todo el mundo estaba alucinando con el caso de mi hijo e incluso la directora del Calvo Sotelo. Todos se ofrecieron a ayudar, a acompañarnos donde fuera para conseguir que mi hijo se quedara en el barrio. Asi que de nuevo tocaba peregrinar por los despachos a buscar explicaciones. Al final alguien nos dice que se ha cometido un error, ¡Qué listos! ¡Eso ya lo sabiamos! Pero ¿cómo se soluciona? Menos mal que la directora del colegio se puso de nuestra parte, habló con quien tuviera que hablar, exigió que los niños que estaban en su lista de espera tenían que entrar todos y luego los demás...y así ha sido. ¡Mi hijo ya está matriculado! ¡Todos los niños se han quedado en el barrio! Ya podemos respirar tranquilos.

La lucha ha sido dura pero al final se ha vencido. He aprendido mucho en estas largas semanas. Uno, que el amor a un hijo está por encima de cualquier cosa y que por él se hace lo que sea; dos, que la unión hace la fuerza; y tres, que una victoria justa sabe a gloria bendita y yo tengo todavía un regustín...

domingo, 10 de junio de 2012

La maldición del "nunca te tocará el álbum que se sortea en clase"

No recuerdo ahora el título de la película pero sí perfectamente la frase y el momento: la hija de la desaparecida Marisol (muerta artísticamente, se entiende) en la cama con su marido Roberto Álamo (hermano de uno de mis amigos, jaja, si no lo digo reviento) y ella embarazada le pregunta: guardería pública o privada. Yo no me hice la pregunta y así estoy, con mi enano a punto de cumplir los 3 años y sin colegio donde llevarle el curso que viene. ¡No sabía que fuera tan difícil escolarizar a un niño en el sector público! Por eso ni me planteé el privado...bueno, y también porque hace falta dinero y...¡cómo no vengan los alemanes a rescatarme, me temo que no tengo crédito suficiente para financiar la educación de mi hijo!

En serio, es un sin vivir. Siempre he sabido que en las rifas la suerte nunca ha estado de mi lado, pero no me imaginaba que la maldición del "nunca te tocará el álbum que se sortea en clase" iba a pasar a mi hijo. ¿Cómo ha sucedido? No lo sé pero el resultado es que mi diablillo no ha sido admitido en el colegio que su padre y yo queríamos por culpa del azar y del sistema que se basa en el sorteo para decidir "tú aquí, tú no, tú aquí, tu no..." El "juego" es muy sencillo: si tienes más de 5 puntos entras directamente en el colegio, pero si tienes 5 ó menos te meten en el mismo saco, alguien de la comisión de educación saca una bola con la letra que marcará el corte y decide a partir de que apellidos van a ir entrando los niños hasta que se llega al tope de aforo... y ¡joder, sale la "w" y mi hijo se apellida por la "s"! No es difícil averiguar en qué puesto ha quedado: en la calle. Ahora toca esperar su condescendencia y que le busquen otro aunque tú no lo hayas pedido, vamos, que lo pueden enviar a un colegio lejos de casa o a otro que no nos guste. ¿A qué es un "juego" divertido?

Todavía me quedan 5 días para el final de la partida y no sé muy bien como va a acabar. Nunca he tenido mal perder pero me temo que en esta ocasión lo voy a tener, porque si el colegio que obligan a coger no me gusta me voy a declarar en huelga de escolarización. ¿Qué significa eso? Que no voy a llevar al niño al colegio (no es obligatorio hasta los 6 años) y todos los días voy a dedicar un ratito a enviar un escrito reclamando mi derecho a elegir libremente colegio para mi hijo y sino qué hagan más colegios o busquen otro sistema más justo para los Rodríguez o los Sánchez.¡A ver cómo termina el juego! Por cierto, ya recuerdo la peli: "Días de fútbol", un título muy apropiado para el juego en el que estoy enfrascada. Espero acabar formando parte del equipo ganador y golear al sistema educativo.

domingo, 15 de abril de 2012

Cuando el cansacio no respeta el descanso

La semana ha pasado tan rápido que apenas me ha dado tiempo a decir el típico ¡joder, todavía es miércoles y lo que queda! (cada uno que escoja el día que más rabia le dé). Pero el cansancio es muy listo, se va acumulando, silencioso, sin dar señales de vida, juega contigo sin que te des cuenta, te deja creer que  puedes con todo porque no paras de hacer cosas, pero él mientras tanto ya ha decidido en qué parte de tu cuerpo esconderse y esperar el momento para entrar en escena. ¿Cuándo? El fin de semana ¿Por qué? Al bajar el ritmo, tu mente tiende a relajarse ¿Cómo? Depende de la zona que haya elegido, por ejemplo, si está atrincherado en tu cabeza, lo normal es que tengas ligeros dolores en las sienes; si lo ha hecho en las piernas, te costará caminar; si se agarró como una garrapata en los hombros, solo un buen masaje puede quitarte la tensión ahí concentrada...y así podemos hacer el recorrido por todo el cuerpo.
Estar cansando en día de descanso es pura contradicción. ¡Anda que no hay días entre semana! Pero no, tiene que ser cuando uno está dispuesto a entregarse al placer de no hacer nada o de aventurarse a alguna salida nocturna con cervecita o lo que se tercie. En este último caso no perdona, es más, ataca sin piedad directamente al estómago y/o a la cabeza. ¿Se puede tener más mala leche? Si, porque si ya de por si la resaca no es buena compañera de sofá, un resacón cansado significa el día entero perdido, al menos para mi, porque te conviertes en un alma en pena, con el hándicap de tener que mover un cuerpo que pesa el doble de lo normal como si arrastraras grandes cadenas sujetas fuertemente a tus  pies. En ese momento, juras y perjuras que no volverás a cometer excesos...pero ¡qué te quiten lo bailaó!

De vez en cuando hay que pegarse un homenaje aunque luego te pase factura. Lo triste de todo esto es que a los veinte años sales y entras casi sin esfuerzo, pero a los taytantos es cuando aparece el fantasma de las cadenas. ¡Joder!, acabo de caer en la cuenta de cuál es el verdadero problema...¡me estoy haciendo mayor! Menos mal que las arrugas aún me respetan, o eso creo.

sábado, 24 de marzo de 2012

Qué rápido pasa el fin de semana

Nueve de la noche del sábado y no he hecho nada divertido como se espera en el tan ansiado primer día del fin de semana. Se me han pasado las horas poniendo lavadoras, quitando el polvo, barriendo las temibles pelusas de tamaño familiar (ésas que por mucho que quitas vuelven a aparecer como si estuvieran jugando contigo a los expedientes x), rellenando la nevera que estaba tiritando, organizando la compra, preparando la comida, recogiendo la mesa, limpiando la cocina, descansando un rato antes de que el peque se despertara de la siesta y entreteniéndole un rato dentro de casa porque está malito y un poco totorrón...Antes de seguir, aclarar que no soy madre soltera (ojo que no tengo nada en contra de ellas) es que tengo un marido que trabaja algún sábado que otro y después de toda la semana hay que poner orden en la casa o la casa te traga como le pasó a la familia de Poltergeist.

Casi no he podido disfrutar del buen tiempo que ha hecho hoy. Y encima veo en las noticias que la gente ha ido a la playa, a esquiar, al campo...y pienso, ¡Qué he hecho yo para merecer esto! Me acabo de dar cuenta de que hoy todas las comparaciones que me salen son con películas, bueno, las comparaciones siempre han sido odiosas pero en este caso no creo porque son grandes largometrajes. Creo que me estoy yendo por las ramas. A lo que iba, que supongo que tener responsabilidades conlleva deberes y obligaciones que algún día de la semana hay que hacerlos. A mi me ha tocado hoy, mañana será otro día pero...¡joder, como hay que adelantar el reloj tendré una hora menos para disfrutar del domingo!

Detesto a los quejicas y estoy siendo víctima de una de mis aversiones, pero hay que reconocer que no es la mejor forma de consumir la mitad del fin de semana. Mañana prometo disfrutar a tope del día, aprovechando que estaremos tooooda la familia y con un poco de suerte a mi enano se le habrá quitado la fiebre (y ¿habrá crecido? siempre se ha dicho que los niños cuando tienen fiebre dan un estirón, mañana le mediré y saldré de dudas). Tengo todas las papeletas para pasar un buen domingo, ver la luz del sol, sentir los rayos calentado mi rostro mientras tomo una cervecita en una terracita cerquita de casita y en buena compañía. Es uno de los pequeños placeres que te ofrece la vida y hay que ser tonto para decir no. No tengo intención de hacer un Forrest Gump.

domingo, 11 de marzo de 2012

La felicidad se puede medir en segundos

El día tiene 24 horas, la hora 60 minutos, el minuto 60 segundos y cada segundo tiene 10 décimas, 100 centésimas, 1000 milésimas, 10.000 milisegundos,100.000 microsegundos, 1.000.000 nanosegundos... y así sucesivamente hasta llegar a la mínima mínima expresión del día. Pero existe una forma más sencilla de contar el tiempo que transcurre a lo largo de una mañana y una noche, y es medirlo en felicidad por segundos, teniendo en cuenta que el día tiene 86.400 segundos.
Empezamos con  el experimento. El que más o el que menos se pasa durmiendo unas 8 horas que son 28.800 segundos. ¡Joder, parece que estoy jugando a cifras y letras! Da igual, sigo. Hay que echar otra hora más para ducharse, vestirse, desayunar...y otra hora de media para llegar al trabajo (los más de 5 millones de parados tendrán una párrafo aparte) más la de vuelta, hacen un total de 10.800 segundos.¡Joder, ahora soy como una de las azafatas del Un, dos, tres...por cierto, que gran programa fue! Bueno, dejemos de dar pistas sobre la edad que podemos tener y al lío que aún nos quedan muchos segundos por analizar.

Llevamos 39.600 segundos, casi la mitad del día y aún no hemos tenido tiempo de sonreír abiertamente. Durante el sueño no te enteras ni del NODO, recién levantado normalmente el sentido del humor escasea y camino del trabajo entre las prisas y los atascos tenemos cara de pocos amigos. Suma y sigue. Según lo estipulado por ley, cuando llegas a la oficina tienes que trabajar 8 horas, que son otros 28.800 segundos y eso si no hay que echar una horita más que serían otros 3.600 segundos, que sumados a los anteriores (volvemos a ponernos las súper gafas de azafata del mítico programa de Chicho Ibáñez Serrador) hacen un total de 72.000 segundos, que restados a los 86.400 que tiene el día, dan como resultado final 14.400 segundos que nos quedan para disfrutar, y que traducidos a horas son...¡joder, solo 4 horas!

Si de esas 4 horas una la dedicamos a bañar a los niños y preparar cenas, más otra para que se duerman, eso significa que ya hemos consumido la mitad y que solo nos quedan 7.200 segundos para ser relajadamente felices. La verdad es que es poco tiempo, por eso hay que intentar no desaprovecharlos y repartir sonrisas y alegrías para los que están a tu alrededor y guardarte unas cuantas para ti. Eso es la felicidad, al menos para mi, porque si haces felices a los que te rodean consigues aumentar la tuya. Suena algo egoísta pero ¡a quién no le gusta que le hagan feliz! Solo un tonto diría que no.

PD. No me olvido de los que no tienen trabajo. Ellos desafortunadamente tienen tiempo de sobra para ser "felices" pero seguro que prefieren tener solo 7.200 segundos que son los que una persona tiene de media al día.

domingo, 26 de febrero de 2012

Los niños vienen con equipamiento de serie

Aún no había amanecido cuando el pequeño diablillo ya estaba irrumpiendo en la habitación al ritmo de ¡ya es de día! ¡ya es de día! No era del todo cierto porque todavía tras la ventana se intuía la sombra de la noche, pero los niños han desarrollado la habilidad de ver en la oscuridad, es como si llevaran instalados de serie prismáticos infrarrojos. Se mueven como culebras, se adaptan perfectamente al medio, tienen una gran resistencia y sobre todo una infinita insistencia, un arma contra la que es muy difícil luchar porque al final el agotamiento se apodera de ti y ellos se alzan con la victoria. Son animales de presa, cuando agarran a su víctima (en este caso a la madre o al padre) no la sueltan hasta que consiguen someterla, vamos, hasta que mamá o papá se levantan de la cama.

No perdonan que sea fin de semana, para ellos lo más importante es jugar, jugar y jugar, y por encima de todo, jugar. Les sobra energía. Funcionan con pilas de larga duración que vienen incorporadas en el pack mucho antes de su nacimiento, porque ¡hay que ver qué patadas dan algunos mientras están dentro de la barriguita de mamá! Sus baterías están sobrecargas y el único momento del día en el que parpadean es cuando se van a dormir.¡Qué descanso! Ahora es el momento de mamá y de papá para recargar las suyas.

Otro extra de serie infantil es la capacidad que tienen para preguntar lo mismo cien veces en un solo minuto. ¡Ya les gustaría a muchos comerciales tener esta cualidad oratoria a la hora de vender! Porque yo por aburrimiento les compro ya lo que sea. Es una destreza innata inmensamente proporcional a la debilidad mental que te genera el desgaste de dar la misma respuesta cien veces en un solo minuto y sin éxito. ¡Nunca están satisfechos con lo que les dices! Y si cambian de tema no es porque se hayan cansado, no, no te equivoques, lo hacen porque hay otra cosa que les llama más la atención. Como dije al principio, son animales de rapiña que cuando te pillan, y más por sorpresa, lo mejor que puedes hacer es relajarte y seguirles la hebra durante un rato. En estas circunstancias, los niños no hacen distinción entre mamá y papá y amigos de mamá y/o papá, porque cualquiera les vale para brasearle a preguntas y más preguntas. ¡Qué maravilla quedar con amigos para compartir tu vida! Uy, perdón por decir en alto mis pensamientos, espero no perder ninguna amistad a partir de hoy.

Y hablando de amigos, hoy he quedado a comer y mi avecilla rapaz está incluida en la cita. Cruzaré los dedos para que no lean esto antes de vernos, ja ja ja. Feliz día.

jueves, 23 de febrero de 2012

Mi primer reportaje en televisión como escritora de cuentos

No sé si saldrá algo de aquí, pero como recuerdo para Hugo cuando sea mayor creo que puede estar bien. Si quieres ver lo que él verá, ve directamente al minuto 28:49.
http://bcove.me/ond6jmoz

martes, 14 de febrero de 2012

Las buenas noticias siempre hay que compartirlas

Me ha vuelto a pasar. Cuando por fin me decido a ocupar mi tiempo "desempleado" en algo productivo como es el estudio online, va ¡Y ME SALE TRABAJO! No se si llamarlo casualidad o suerte in extremis, pero lo cierto es que no es la primera vez que me sucede. Mi profesión está llena de "obras de servicio" (con mayor o menor duración), lo que significa que mi vida laboral también lo está de pequeños parones (aunque ¡joder con el último!). Al principio te lo tomas con calma y piensas "bueno, ahora tengo tiempo para hacer las cosas que nunca puedo". Pero pasan los días y no lo haces, "bueno, mañana sin falta voy a buscar un curso de inglés (es el más socorrido de todos) o un curso relacionado con mi "trabajo" para no quedarme atrás; o igual me voy unos días a Londres (que es mi caso, y además reincidente) que nunca he estado y así practico algo de inglés". Al final llega ese día en el que ya tienes todo preparado para empezar, suena el teléfono y...¡curro a la vista! ¡Cambio de planes! ¡Adiós al curso! ¡Bye bye Londres! ¡Bienvenido trabajo!

¡Qué buena noticia!, ¿verdad?...y más en estos momentos en los que el paro alcanza ya la escalofriante cifra de casi 5 millones 300 mil personas. Salir de la lista del  INEM es todo un privilegio, aunque lo que realmente tendría que ser es un derecho. ¡Cómo cambia el cuento según  fluctúa la economía! Antes tener trabajo era lo normal y lo extraordinario era trabajar en lo tuyo, en lo que habías estudiado, en lo que deseabas de verdad...ese era el privilegio. Ahora tienes suerte si encuentras algo y consigues mantenerlo. Y en esta fase estamos.

Mañana es el gran día. Es como la vuelta al cole, con los mismos nervios y la misma ilusión porque voy a reencontrarme con mis amigos; a coger de nuevo el lápiz y el papel...mmmm perdón, quería decir el ratón y el ordenador que estamos ya en la era digital (vaya lapsus más tonto, es que tanto tiempo sin currar, jajaja); voy a aportar mi granito de arena en un nuevo proyecto...y a poner a prueba mis aptitudes. ¡Vivan los retos!

lunes, 30 de enero de 2012

A la carrera online mientras mi conexión a internet no me falle

Hoy he empezado la carrera de cursos online. La primera valla que voy a saltar se llama "Dirección Estratégica", ¿a qué suena bien? Todavía no sé muy bien qué tipo de empresa voy a montar y mucho menos la estrategia a seguir pero tiempo al tiempo que de eso tengo mucho. Antes tengo que familiarizarme con esta forma de estudiar. He estado investigando...vamos, toqueteando con el ratón, pinchando aquí y allá y hasta he rellenado unos cuestionarios relacionados con lo que creo que es parte del temario (por cierto con bastante éxito, he acertado el 90% de las preguntas) pero sin saber muy bien si tenía que hacerlo o no...soy novata. Supongo que alguien se pondrá en contacto conmigo para felicitarme o regañarme por no esperar más instrucciones antes de lanzarme al interesante mundo de la estrategia. No tengo claro para qué me va a servir a corto plazo, pero si aprendo a planificar estrategias, bienvenido sea, porque mi vida hasta ahora se ha desarrollado de forma espontánea, nada planificada...pero eso sí, organizada dentro del "caos" (porque ante todo soy muy responsable) y disfrutada intensamente como buena alumna que soy de la escuela "carpe diem" o lo que es lo mismo, "aprovecha el momento, no lo malgastes", pero siempre con cabeza.

Bueno, volviendo a mi curso de Dirección estratégica, estoy deseando descubrir cuáles son las "reglas" del "mercado" y ponerme a prueba. Igual utilizo "el mundo de Hugo" para montar mi propio sello en el "sector" literario y dar a conocer mis cuentos entre el "segmento" infantil. Los entrecomillados corresponden a los conceptos que he aprendido hoy en mi primera clase virtual. No sé a dónde me va a llevar este nuevo camino que he emprendido...¿A qué suena muy profesional? Es que me estoy metiendo en el papel de directora de empresa, hablando a un concurrido y nutrido grupo de accionistas que aplauden mi iniciativa, para coger confianza. Mmmmmm, me estoy imaginando ya en un enorme despacho, con grandes cristaleras, al más puro estilo de "Armas de mujer", por cierto, un peliculón en el que, por supuesto, yo interpretaría el papel de Melanie Griffith, la curranta con grandes ideas que quiere demostrar su valía...y lo consigue. ¡Qué grande es el cine!

Y esto es solo el principio de mi carrera online. Ya tengo mi siguiente objetivo, está archivado en un mail de mi correo y al que daré vida cuando termine mi papel estelar como estratega. Es un cupón de un curso de Community Manager pendiente de canjear. ¡Estoy lanzada! Hay que renovarse o morir y yo he optado por la primera opción, a mis taytantos años soy todavía muy joven y tengo mucho talento aún por enseñar...y no, no soy engreída, tan solo pongo en práctica algo que me dijo muy sabiamente una buena amiga, "de vez en cuando una tiene que echarse flores". Pues sí, tienes toda la razón.

miércoles, 25 de enero de 2012

Donde no llega la memoria llega la imaginación

Siempre me ha gustado escribir pero nunca me había puesto en serio, el trabajo absorbía demasiado tiempo y las horas restantes había que dedicarlas a la vida social. Hablo en pasado porque esa época ha quedado en un segundo plano. Ahora mis circunstancias vitales han cambiado y la escritora en fase durmiente durante taytantos años ha decidido despertar. Está motivada porque su casera (que soy yo, ella es mi inquilina la artista) la deja tiene tiempo "gracias" a no tener trabajo, pero sobre todo y más importante, es que el pequeño diablillo de dos añitos que corretea por la casa se ha convertido en su musa. Tener que contarle cuentos todas las noches para dormir (bueno, lo de dormir es un decir porque el niño ha salido juerguista y se resiste a soñar con los angelitos) es un dura prueba de memoria. Cuando llega el momento de "Dios, ya no recuerdo más cuentos" viene la pregunta "¿qué hago ahora?". Tranquilidad y que no cunda el pánico, tienes algo que puede ayudarte: imaginación.

Sí, has leído bien, todos tenemos imaginación, solo hay que creérselo y darle rienda suelta. Porque "donde no llega la memoria llega la imaginación", esta es mi máxima desde hace unos meses y cada día me gusta más. Es muy gratificante ver a una personita atenta a lo que le estás contando, una historia que nunca antes había existido y a la que tú has dado forma y vida. Me encanta escribir cuentos para los niños, pero ¡ojo! porque son los críticos más duros. De momento "el mundo de Hugo" (así he llamado a mi pequeña colección de cuentos) ha pasado la prueba con mi enano, pero ¿la pasará con otros niños? Eso da más vértigo pero ¡qué carajo!...hay que arriesgarse.

Dicho y hecho, he colgado alguna aventura de Hugo en mi blog y compartido con mis "amigos" del facebook, que han respondido mejor de que lo que esperaba (qué solo era que lo leyeran). Dicen que están muy bien (bueno, algunos de los que lo dicen son amigos amigos y que me van a decir) Pero ayer me lancé al mundo twitter y... ¡Qué subidón! ¡Casi 200 personas han leído uno de mis cuentos! ¿A qué es para estar contenta? Pero lo que más me llegó fueron las palabras de alguien que me dijo "vales mucho, gracias por compartirlo conmigo...y mis hijos claro". Las gracias se las doy yo porque me ha ayudado a confiar más en mi nueva faceta de escritora de cuentos. ¡Qué tiemblen las editoriales que voy a por ellas! Jajajaja.

lunes, 9 de enero de 2012

Vuelta a la normalidad, cada uno con la suya

Hoy sin duda la frase más repetida del día es y será: "por fin vuelta a la normalidad". Se acabaron las Navidades, las comilonas, las idas y venidas a casa de los familiares, la búsqueda desesperada de regalos para la noche mágica, la lista de buenos propósitos para el nuevo año y las peticiones de deseos para ti y los tuyos (bueno, siempre hay algún bienqueda que solo pide la paz en el mundo o que se acabe el hambre, deseos muy loables y que comparto, pero ¿por qué no se acuerda de ellos durante los restantes 364 días del año? Esto es muy típico del famoso que con una copa de champán nos revela en los medios que ese es su mayor anhelo para el año que comienza)... Uff, ¡cuántas cosas hacemos en estas fechas! ¡Cuánta razón tiene el grupo Mecano cuando desde la Puerta del Sol nos canta "...hacemos por una vez, algo a la vez"!

Y ¿qué nos queda después de todo este ajetreo? El adiós a las vacaciones, el comienzo de una dura batalla contra los kilos cogidos por el camino del exceso gastronómico, un duro ajuste de cinturones para recuperar gastos antes de que llegue Semana Santa y el bolsillo se vacíe de nuevo (pero sin olvidar que la sombra de las siglas IRPF es alargada y este año vienen cargadas de subidas) o el frenético cambio de regalos o bien porque los reyes no han acertado con tu gusto o bien porque se han equivocado de talla (y también está el típico listillo o listilla que quiere aprovechar las rebajas y hacer su "auto" promoción de dos por uno...pero como estamos en crisis se lo vamos a perdonar). Esto en cuanto a hechos constatables, pero ¿qué hay de los propósitos de enmienda?

La famosa lista encabezada con "este año voy a..." se queda en eso, en palabras, porque nunca la cumples y mira que te la sabes de memoria porque suele ser la misma cada año. Por ejemplo, ¿a cuánta gente conoces que dice "este año de verdad que voy a dejar de fumar"? Y ¿cuántos lo cumplen? Mmmmmmmm... nadie o casi nadie. Menos mal que este tan manido propósito desapareció de mi lista cuando me entere de que estaba embarazada de mi pequeño diablo de dos añitos y como soy mujer de palabra y madre de hecho, lo sigo cumpliendo.

Otro de los top propósitos es el de "este año voy a ir al gimnasio", un objetivo también muy saludable y recomendable pero igual de volátil, aunque en este caso he de reconocer que sí que conozco a gente que se apunta y durante un tiempo le echa voluntad...pero tarde o temprano empiezan con las excusas: ¡estoy tan cansado que soy incapaz de mover un solo músculo! ¡tengo mucho trabajo y poco tiempo! ¡me faltan horas al día para hacer todo lo que quiero hacer! etc, etc...y al final ¡adiós a la buena intención! (recomendación: en caso de abandono de gim, no olvidar borrarse, pagar por nada es de tontos o de ricos). Son solo un par de muestras de cómo no cumplimos lo que prometemos en Navidad, pero esto forma ya parte del belén de cada año, se ha convertido en un tópico de estas fechas que muchos odian pero que todos disfrutan.

Ahora toca la retirada de adornos navideños, hacer una batida de juguetes para reciclar y dejar hueco a los nuevos (con los que nunca o casi nunca va a jugar pero que le hacían ilusión), y en la misma línea revisar tu armario, maquillar un poco la casa para comenzar el año con otra cara y desechar lo viejo e inservible, incluidos los malos pensamientos. Una vez hecho esto, a seguir viviendo con la normalidad de saber que nada ha cambiado, pero eso sí, hay que dejar la puerta de los deseos abierta para que la suerte entre aunque sea en pequeñas dosis, que falta nos hace (¡vale! a unos más que a otros, pero no hay que ser egoístas). ¡Suerte a todos! ¡Qué el año 2012 nos traiga lo que nos negó el 2011! ¡Joder, parezco la Esperanza Gracia del turno de mañana!