lunes, 9 de enero de 2012

Vuelta a la normalidad, cada uno con la suya

Hoy sin duda la frase más repetida del día es y será: "por fin vuelta a la normalidad". Se acabaron las Navidades, las comilonas, las idas y venidas a casa de los familiares, la búsqueda desesperada de regalos para la noche mágica, la lista de buenos propósitos para el nuevo año y las peticiones de deseos para ti y los tuyos (bueno, siempre hay algún bienqueda que solo pide la paz en el mundo o que se acabe el hambre, deseos muy loables y que comparto, pero ¿por qué no se acuerda de ellos durante los restantes 364 días del año? Esto es muy típico del famoso que con una copa de champán nos revela en los medios que ese es su mayor anhelo para el año que comienza)... Uff, ¡cuántas cosas hacemos en estas fechas! ¡Cuánta razón tiene el grupo Mecano cuando desde la Puerta del Sol nos canta "...hacemos por una vez, algo a la vez"!

Y ¿qué nos queda después de todo este ajetreo? El adiós a las vacaciones, el comienzo de una dura batalla contra los kilos cogidos por el camino del exceso gastronómico, un duro ajuste de cinturones para recuperar gastos antes de que llegue Semana Santa y el bolsillo se vacíe de nuevo (pero sin olvidar que la sombra de las siglas IRPF es alargada y este año vienen cargadas de subidas) o el frenético cambio de regalos o bien porque los reyes no han acertado con tu gusto o bien porque se han equivocado de talla (y también está el típico listillo o listilla que quiere aprovechar las rebajas y hacer su "auto" promoción de dos por uno...pero como estamos en crisis se lo vamos a perdonar). Esto en cuanto a hechos constatables, pero ¿qué hay de los propósitos de enmienda?

La famosa lista encabezada con "este año voy a..." se queda en eso, en palabras, porque nunca la cumples y mira que te la sabes de memoria porque suele ser la misma cada año. Por ejemplo, ¿a cuánta gente conoces que dice "este año de verdad que voy a dejar de fumar"? Y ¿cuántos lo cumplen? Mmmmmmmm... nadie o casi nadie. Menos mal que este tan manido propósito desapareció de mi lista cuando me entere de que estaba embarazada de mi pequeño diablo de dos añitos y como soy mujer de palabra y madre de hecho, lo sigo cumpliendo.

Otro de los top propósitos es el de "este año voy a ir al gimnasio", un objetivo también muy saludable y recomendable pero igual de volátil, aunque en este caso he de reconocer que sí que conozco a gente que se apunta y durante un tiempo le echa voluntad...pero tarde o temprano empiezan con las excusas: ¡estoy tan cansado que soy incapaz de mover un solo músculo! ¡tengo mucho trabajo y poco tiempo! ¡me faltan horas al día para hacer todo lo que quiero hacer! etc, etc...y al final ¡adiós a la buena intención! (recomendación: en caso de abandono de gim, no olvidar borrarse, pagar por nada es de tontos o de ricos). Son solo un par de muestras de cómo no cumplimos lo que prometemos en Navidad, pero esto forma ya parte del belén de cada año, se ha convertido en un tópico de estas fechas que muchos odian pero que todos disfrutan.

Ahora toca la retirada de adornos navideños, hacer una batida de juguetes para reciclar y dejar hueco a los nuevos (con los que nunca o casi nunca va a jugar pero que le hacían ilusión), y en la misma línea revisar tu armario, maquillar un poco la casa para comenzar el año con otra cara y desechar lo viejo e inservible, incluidos los malos pensamientos. Una vez hecho esto, a seguir viviendo con la normalidad de saber que nada ha cambiado, pero eso sí, hay que dejar la puerta de los deseos abierta para que la suerte entre aunque sea en pequeñas dosis, que falta nos hace (¡vale! a unos más que a otros, pero no hay que ser egoístas). ¡Suerte a todos! ¡Qué el año 2012 nos traiga lo que nos negó el 2011! ¡Joder, parezco la Esperanza Gracia del turno de mañana!

No hay comentarios:

Publicar un comentario