domingo, 10 de junio de 2012

La maldición del "nunca te tocará el álbum que se sortea en clase"

No recuerdo ahora el título de la película pero sí perfectamente la frase y el momento: la hija de la desaparecida Marisol (muerta artísticamente, se entiende) en la cama con su marido Roberto Álamo (hermano de uno de mis amigos, jaja, si no lo digo reviento) y ella embarazada le pregunta: guardería pública o privada. Yo no me hice la pregunta y así estoy, con mi enano a punto de cumplir los 3 años y sin colegio donde llevarle el curso que viene. ¡No sabía que fuera tan difícil escolarizar a un niño en el sector público! Por eso ni me planteé el privado...bueno, y también porque hace falta dinero y...¡cómo no vengan los alemanes a rescatarme, me temo que no tengo crédito suficiente para financiar la educación de mi hijo!

En serio, es un sin vivir. Siempre he sabido que en las rifas la suerte nunca ha estado de mi lado, pero no me imaginaba que la maldición del "nunca te tocará el álbum que se sortea en clase" iba a pasar a mi hijo. ¿Cómo ha sucedido? No lo sé pero el resultado es que mi diablillo no ha sido admitido en el colegio que su padre y yo queríamos por culpa del azar y del sistema que se basa en el sorteo para decidir "tú aquí, tú no, tú aquí, tu no..." El "juego" es muy sencillo: si tienes más de 5 puntos entras directamente en el colegio, pero si tienes 5 ó menos te meten en el mismo saco, alguien de la comisión de educación saca una bola con la letra que marcará el corte y decide a partir de que apellidos van a ir entrando los niños hasta que se llega al tope de aforo... y ¡joder, sale la "w" y mi hijo se apellida por la "s"! No es difícil averiguar en qué puesto ha quedado: en la calle. Ahora toca esperar su condescendencia y que le busquen otro aunque tú no lo hayas pedido, vamos, que lo pueden enviar a un colegio lejos de casa o a otro que no nos guste. ¿A qué es un "juego" divertido?

Todavía me quedan 5 días para el final de la partida y no sé muy bien como va a acabar. Nunca he tenido mal perder pero me temo que en esta ocasión lo voy a tener, porque si el colegio que obligan a coger no me gusta me voy a declarar en huelga de escolarización. ¿Qué significa eso? Que no voy a llevar al niño al colegio (no es obligatorio hasta los 6 años) y todos los días voy a dedicar un ratito a enviar un escrito reclamando mi derecho a elegir libremente colegio para mi hijo y sino qué hagan más colegios o busquen otro sistema más justo para los Rodríguez o los Sánchez.¡A ver cómo termina el juego! Por cierto, ya recuerdo la peli: "Días de fútbol", un título muy apropiado para el juego en el que estoy enfrascada. Espero acabar formando parte del equipo ganador y golear al sistema educativo.

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