martes, 20 de diciembre de 2011

Cuando el grajo vuela bajo, hace un frio de...FELIZ NAVIDAD

El aire de la mañana es gélido, encuentra cualquier resquicio para entrar en contacto con tu cuerpo y dejarte sin respiración...solo una pequeña "caricia" en el rostro, para demostrar todo su poder helador y su primera víctima: la nariz, da igual el tamaño que tenga porque el frío implacable consigue filtrarse en ella, extender sus tentáculos y alcanzar la punta para teñirla de un ligero color rojizo al estilo payaso y darle una textura similar a la de un cubito de hielo, dando paso así al famoso dicho "hace un frío de narices". Pero las fosas nasales no son su único objetivo, las orejas de los ingenuos transeúntes que se atreven a salir sin gorro, son presa fácil. El modus operandi, el mismo; y el resultado: dos trozos de cartílago fuera de combate que ni sienten ni padecen, solo el calor podrá sacarlos de su estado de congelación. Es obra del invierno que quiere hacer su entrada triunfal y desde hace días se deja sentir con gran virulencia, pero hasta mañana no comienza oficialmente su solsticio. Está jugando con nosotros porque utiliza armas de seducción para conseguir su fin. Aprovecha el sol del mediodía para pillarte desprevenido. Bajo el calorcito del astro más veraniego, te sientes a salvo, bajas la guardia y ¡zas! ataca otra vez, porque en cuanto sales de la influencia de los rayos solares el frío vuelve a por ti. Vamos, que hace un frío del carajo, y ya se sabe "cuando el grajo vuela bajo hace un frío del carajo". ¡Cuánta razón tiene el primo hermano del cuervo!

Cero grados marcaban esta mañana los termómetros en la capital de España, ni frío ni calor (¿a qué lumbreras se le ocurriría esta gracieta? porque hace un frío de cojones). Igual con algún gradito menos hace acto de presencia la nieve y la verdad es que una vez expuestos al frío sería bonito ver todo cubierto por un manto blanco. Además sería el complemento perfecto para las fechas en las que estamos, quedan apenas cinco días para la Nochebuena, con su cordero, su besugo (para los que no comen carne), sus gambas, sus langostinos, etc, etc...y sus dulces de turrón, polvorones...en definitiva, la primera gran fiesta gastronómica de la Navidad, en la que no pueden faltar los villancicos. Y este año, puedo prometer y prometo (como dijo un gran político español con apellido de joyería de alta gama) que en mi casa las canciones navideñas van a estar muy presentes porque, al igual que el invierno lleva días avisando de su llegada, mi hijo lleva semanas cantando villancicos y ¡el jodio tiene una memoria! La que no la tiene tan buena soy yo, pero a fuerza de entrenar todos los días un "arre borriquito" por aquí y un "campanas sobre campanas" por allá, sin olvidar a "los peces en el río", se consigue recordar.

Estas navidades van a ser muy especiales para el rey de la casa, porque creo que esta vez sí va a disfrutar de las fiestas, ya tiene dos añitos y sabe quienes son Melchor, Gaspar y Baltasar, este último es su Rey Mago favorito, como le pasa a la mayoría de los niños, supongo que porque es negro (que conste que no lo digo con tintes racistas) y es más fácil de reconocer. Espero que este año cuando les vea no llore ni se asuste como el pasado porque son momentos para disfrutar. Ojalá estas fechas tan entrañables sean felices para todos, aunque la situación del país no esté para muchas fiestas, pero ¡qué carajo! ¡FELICES FIESTAS!

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