viernes, 25 de noviembre de 2011

El final del contrato llega y yo volveré a mi pilates

Comienza la cuenta atrás, me quedan tres días de trabajo y de nuevo a mis clases de pilates. Versionando al Duo Dinámico la cosa sería así: "el final, del contrato, llegó y tú partirás...yo no sé, hasta cuándo, mi jefa me recordará...pero sé que en mis manos, yo, te tuve ayer (al trabajo, no a mi jefa) y eso sí que nunca, nunca yo olvidaré...dime dime dime dime jefa, si lo hice bien o mal y si el trabajo nos unió..." He cambiado un poco la letra para adaptarla a mi realidad, y no, no soy pesimista, es que el trabajo tenía fecha de caducidad como los yogures y el día tope es el miércoles que viene. Aún me queda un fin de semana para disfrutar de mi temporal condición de trabajadora (igual mañana tengo que echar unas horillas pero sarna con gusto no pica).

Hago balance de estas dos semanas de trabajo y todo ha sido bueno, todo menos el no llegar a tiempo para bañar al peque de la casa, pero su padre lo ha hecho estupendamente bien, es la prueba viviente de que cuándo uno quiere, puede (con esto no quiero decir que hasta ahora no supiera, que sí que sabe, es simplemente un inciso que aprovecho para enviar un mensaje a todos los papás del mundo). Han sido muchas horas, muy intensas, pero es lo que tienen las obras con fecha de entrega, que tiene que estar listas mucho antes de ese día porque ya se sabe (y si no lo sabíais os lo digo yo) hay muchos muchos muchos jefes que miran y remiran el producto, todos tienen que poner su guinda y cambiar aunque sea una coma...es el sello de identidad con el que justificar su trabajo.

Ha sido bonito sentir de nuevo que sabes hacer más cosas que cambiar pañales, hacer purés, etc, etc...vamos, los quehaceres de madre. Lo malo es que el trabajo fuera de casa ya se acaba...algunos dirán eso de "lo bueno y breve dos veces bueno", ¡pues no! yo prefiero dos veces más aunque no sea tan bueno. Ahora prima la cantidad a la calidad, lo contrario solo está reservado para los privilegiados, pero la mayoría de la plebe estamos sujetos a las tendencias. En época de crisis lo que se lleva es el trabajo temporal y cuánto más temporal más estilo, vamos, que yo voy a la última, aunque tengo una amiga más moderna que yo, le hicieron un contrato por cinco días y está muy contenta porque se lo han renovado por cinco más...quién conoce la profesión sabe que no exagero ni un ápice. Es una moda minimalista donde predomina lo sobrio y austero, contratos minis y escasos donde el diseñador, en este caso empresario, ahorra al máximo en tela, en la tela que no te paga, pero las cosas están así, es como las lentejas, si quieres las tomas y sino las dejas, pero si tienes mucha hambre ¿no es mejor comer aunque no sea tu plato favorito? Pues en ésas estamos, añorando los tiempos de bonanza en los que tenías donde elegir y en los que calidad y cantidad iban a la par.

Dentro de tres días se termina mi mini trabajo y vuelvo a la realidad, porque para mí estos días han sido un sueño del que no me gustaría despertar pero el cronómetro ya está en marcha, tres, dos, uno y... a pilates otra vez, a reencontrarme con mi amiga, la gran pelota azul que abandoné justo cuando empezaba a entenderme con ella y no se alejaba tanto de mí...¡a ver cómo me recibe!

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