miércoles, 9 de noviembre de 2011

Las madres paradas también trabajamos en fiesta

Hoy es fiesta en Madrid, pero me toca trabajar desde las ocho de la mañana...y no, no he encontrado trabajo, es que las profesoras de mi hijo están celebrando el día de la Almudena (momento que aprovecho para felicitar a todas las Almu del mundo) y las antiestéticas persianas metálicas de la guardería están cerradas...vamos, que me voy a pasar todo el santo día diciéndole en voz alta (lo que en el argot familiar significa "gritar") "no hagas esto". Lo bueno es que no me voy a aburrir y además, ya que hoy no puedo ir a pilates, él me va a ayudar a hacer ejercicio, porque os aseguro que ir corriendo de una habitación a otra comprobando que todo está en su sitio, es una muy buena técnica para mantener el tipo (no vayais a pensar que tengo una casa de 150 metros, ni mucho menos, es que el niño se mueve mucho).

Mientras le tengo a la vista no hay problema, pero si no sé donde está y reina el silencio en casa.,,mmmmmm, malo malo, porque sé que alguna trastada está haciendo y desgraciadamente la experiencia me da la razón. Esta misma mañana, después de desayunar, le he perdido la pista un momento, yo andaba por la cocina y él en el cuarto donde tiene los juguetes, cuando la ausencia de ruido me ha sacado del limbo (todavía estaba medio dormida), automáticamente le he preguntado con un tono un tanto ¡alterado!, "¿qué haaaceees?", como era de esperar no responde asi que cierro los ojos, cojo aire, respiro hondo y sin contar hasta tres voy como alma que lleva el diablo, y ahí está, con los plastidecor en la mano y la vista puesta en el suelo.

En centésimas de segundo me pongo en lo peor y mis temores se confirman: hoy el pequeño de la casa ha decidido que el parquet no le gusta como está y que necesita un poco de color, vamos, que el jodio ha pintado el suelo y encima me mira satisfecho con su obra de arte. Sin dudarlo ni un instánte le arrebato los lápices, ¡se acabó, ya no coloreas más hasta que mamá lo diga! Y para más inri lo ha hecho hoy, precisamente hoy que le habia levantado el castigo de días atras, porque no es la primera vez que redecora la casa. Hace una semana le dio un toque de color a la pared de su habitación y va y me dice todo sonriente ¡mami, he pintado una nube!..Me eche las manos a la cabeza al verlo y pensé "si al menos hubiera pintado la Capilla Sixtina!...pero no, era un enooooorme garabato que ocupaba media pared. Menos mal que puede borrar el cuadro abstracto del pequeño grafitero, pero él no se libró de un azote en el culo (todavía lleva pañal, asi que no le duele mucho) y de un grito: ¡hoy no sales a jugar a la calle!, es lo que más le duele...eso, y castigarle con no comer, parece increible pero es cierto, le digo que no le voy a dar guisantes y su actitud cambia, me mira con ojitos y me dice "¿estás enfarara mami?, me voy a portar bien, ¿vale? vale". Es un niño pero no es tonto, utiliza sus armas de seducción, sabe que con una sonrisita puede arreglarlo todo, pero ¡cuidado!, hay resistirse porque si no estás perdida.

Los niños tienen demasiada energía y hay que agotarles. Como esta mañana no llovía, hemos salido un ratito al patio y por supuesto con su moto correpasillos...¡que gran invento!, da gusto verle correr, sobre todo pensando en la siesta que te vas a echar, pero para eso es fundamental  animarle, "venga, haz una carrera con tu amiguito, teneis que ir corriendo hasta aquella esquina, luego venís, dais la vuelta por aquí y hasta la otra esquina"...¡hala, a descargar pilas hasta la hora de comer! Todo ha salido perfecto, ha comido, se ha dormido y ha llegado mi hora de descanso, que con un poco de suerte pueden ser dos horas y media, ¡viva la moto correpasillos!

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