lunes, 7 de noviembre de 2011

Madre parada en busca del trabajo pérdido

Son las 9:30 de la mañana, el niño ya está en la guarde y mi tiempo empieza ¡ya!.Tengo ocho horas para terminar con éxito mi gincana particular que tiene como premio ¡un trabajo!  ¡Diooos, hace tres meses que no sé lo que es eso!... levantarme temprano, desayunar a toda pastilla, coger el coche, meterme en un atasco ( y ver como el del coche de al lado intenta que su dedo meñique llegue a lo más hondo de su nariz), encontrar sitio para aparcar, dar vueltas y vueltas mientras miras el reloj y ves que ya llegas tarde cinco minutos...por fin aparcar, salir escopetado y ya, casi sin aliento, llegar y ¡hala, a currar!...ufff, ¡que estrés! pero joder, lo echo de menos. 

Bueno, se acabó tanto soñar y al tajo que hay mucho que hacer. Lo primero, cojo el ordenador y echo un vistazo en internet a las ofertas de empleo, ésas a las que siempre te apuntas y de las que nunca te llaman...al menos yo no conozco a nadie que le haya pasado, pero igual que no creo en las meigas y haberlas haylas, puede existir ese especimen raro que ha encontrado trabajo a través de una de esas páginas.... Por favor, si alguien le conoce, que se ponga en contacto conmigo, porque si no lo veo no lo creo, como diría Santo Tomás, al que ya de paso le pido que interceda por mí ante Dios y me ayude en la gincana.

Me dejo de tanta letanía y pongo de nuevo los pies en la tierra. Pienso "termina rapidito con el correo que aun te queda la ronda de llamadas y esa es más difícil". Como un autómata, envio los correspondientes emails encabezados con el "hola, no se si te acuerdas de mi, espero que si, estuvimos trabajando juntos en..." y le añado el eterno documento adjunto donde cuentas tu vida laboral lo mas resumida posible para que entre en un folio o dos a lo sumo. Hecho esto, y después de comprobar que no tengo ninguna noticia que celebrar, miro el móvil, fijo la mirada sobre él, me concentro como si fuera Uri Geller y espero a que suene...cuento mentalmente, una, dos yyy...tres con todas mis fuerzas... pero no...ni medio tono..., ya se que de ilusiones no se vive (aunque el tio este que doblaba cucharas se forró en televisión),  pero ¿y si llega a sonar? pues me hubiera metido un buen susto y no miento, quien me conoce bien sabe lo asustadiza que soy, vamos, que pongo el tostador y cuando saltan las tostadas, salto yo con ellas y no exagero...cada uno tiene su talón de Aquiles.

Llega el temido momento de llamar a la gente de la que hace mucho tiempo no sabes nada pero crees que pueden echarte una mano. Practico antes de coger el móvil, "hola fulanito, cuánto tiempo sin saber de tí... cómo te va...yo muy bien, bueno bien bien no, ya sabes lo mal que está el curro, yo ahora estoy buscando...etc etc". Vale, "ha llegado el momento de la verdad, tú puedes", me lo digo en alto para darme ánimos y agarro el móvil. Hablo con uno, hablo con otro, me dejo unos cuantos euros en llamadas y lo único que saco en claro es que el tema del trabajo está muy mal (algo que ya sabía) y unas cuantas direcciones a las que enviar el curriculum...cosa que agradezco y que por supuesto hago.

Miro la hora, se me ha pasado media mañana y tengo la cabeza embotada...necesito despejarme, asi que me voy a estirar un poco los músculos y a intentar encontrar el equilibrio (que no es nada fácil) en la clase de pilates bajo el lema "mens sana in corpore sano"...vamos, que voy a cultivar mi cuerpo, mientras me llega el momento de darle al intelecto...a ver si mañana tengo más suerte y consigo el premio de la gincana: el trabajo pérdido...bueno, más bien no encontrado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario